Un clarete es un vino joven que se elabora con una mezcla aproximada 80-20 de uvas blancas y tintas, en el proceso de fermentación se emplean también las cáscaras y las semillas de uvas tintas, generalmente tempranillo o garnacha.
Su proceso de elaboración tiene características similares con el proceso de elaboración de un vino tinto en sus primeras fases, es por ello que posee aspectos estructurales similares a los de un vino tinto.
El vino clarete pasa por dos procesos de fementación, la alchohólica en la cual las levaduras producen gas carbónico al metabolizar los azúcares y un segundo proceso, ya sin cáscaras ni semillas conocido como fermentación maloláctica, este proceso le confiere al clarete su finura y suavidad.
Una vez finalizados ambos procesos de fermentación, el vino clarete se somete a varios trasiegos y tratamientos de filtrado, estabilización y clarificación, con el fin de conseguir un producto limpio listo para embotellarse.