Dos vasos con vino sobre un barril de vino.


El vino de hielo se ha convertido en uno de los productos más codiciados para los amantes del vino más gourmet y ahora que llega el buen tiempo, ¡es el momento perfecto para probarlos! ¿Te gustaría saber qué hace a estos vinos tan especiales?  ¿Cuál es el secreto para elaborar el vino de hielo? ¡Sigue leyendo y anímate a descubrir estos vinos únicos!

¿Qué es un vino de hielo?

Aunque se haya convertido en tendencia en los últimos años, los orígenes del vino de uva congelada o vino de hielo se remontan al siglo XVIII. Estos vinos, conocidos como “eiswein” en Alemania, “vin de glace” en Francia o “icewine” en las regiones anglosajonas son el resultado de unas condiciones climáticas y unas técnicas de viticultura y vinificación únicas, que los convierten en auténticas joyas enológicas, ideales para degustar en los meses de verano.


Los vinos de hielo se elaboran a partir de uvas congeladas, por lo que exigen unas condiciones climáticas muy específicas. Los viticultores de la región alemana de Franconia fueron pioneros en su producción, aunque actualmente, además de Alemania, el vino de hielo también se elabora en países como Francia, Austria, Italia, Canadá, Estados Unidos o Japón. En España, podemos encontrar vinos de hielo de regiones vinícolas como La Rioja, Ribeiro, Rueda o Penedés.


Vinos de hielo: elaboración y características

Para la elaboración de vinos de hielo suelen utilizarse variedades blancas como Riesling, originaria del Rhin, o Gewürztraminer, típica de Europa central, pero también existen vinos de hielo tintos, a base de variedades como Pinot noir o Cabernet sauvignon. Lo que hace único al vino de hielo como el que encontrarás en Grau Online, es el tipo de viticultura y las técnicas de elaboración utilizadas. Para que la uva se congele es necesaria una temperatura ambiente de entre 7 y 8ºC bajo cero durante varios días. 


La vendimia se realiza de forma manual de madrugada y las uvas se transportan rápidamente a la bodega, para proceder a su prensado antes de que se descongelen. Como resultado, se obtiene un mosto con una alta concentración en ácidos y azúcares. Después, los vinos de hielo se someten a una fermentación lenta en cubas de madera o depósitos inoxidables, de entre tres y cuatro meses.


La legislación europea también señala que el vino de hielo debe estar elaborado con uvas congeladas en la cepa de forma natural, originarias de una misma región, sin añadir aditivos al vino ni antes ni después del prensado.


La complejidad de su elaboración hace que el vino de uva congelada suponga un riesgo para cualquier bodega, ya que si las condiciones climáticas no son adecuadas podría perderse la cosecha completa, por lo que sus producciones son limitadas y su precio más elevado que el de los vinos convencionales.


Sin embargo, este largo y trabajoso proceso de elaboración también permite obtener vinos de una calidad magnífica y un carácter excepcional. Los vinos de hielo destacan por sus aromas complejos e intensos, su alta acidez y su sabor dulce, combinados en un equilibrio perfecto que los convierte en vinos frescos y nada empalagosos, con un final largo y persistente. ¿Te animas a darte el placer de descubrirlos por ti mismo?



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